
Por una parte se ha visto, efectivamente, a Beckham comprometido con el equipo. Deja a un lado su tristeza por no poder disputar ni un minuto más de juego de su equipo, y ha estado en la grada viendo el partido. También ha bajado al vestuario antes y después del encuentro.
Por otro lado, Capello ha perdido las formas al finalizar los 90 minutos, dedicando un gesto a un par de personas de la grada. Y no sólo eso. También ha perdido la razón. Ante la pregunta de cuál es la diferencia entre el anuncio -totalmente legítimo- de Beckham de su próximo fichaje por L.A. Galaxy y el que Ca

Me refería en la entrada anterior a una autoflagelación de Capello porque no van a parar de preguntarle sobre este tema. Lo hubiera tenido muy sencillo dejando a Beckham en el banquillo, sin contar con él, al igual que está haciendo ahora, en lugar de clamar a los cuatro vientos sus intenciones. Si ahora le molestan las preguntas que no proteste. Eso sí, está en su derecho de obrar como crea oportuno. Y nadie le está impidiendo hacer nada. Gran parte de los triunfos y derrotas serán méritos suyos.